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Bloguería de Paco Muro

¿RESISTENCIA AL CAMBIO? ¡VENGA YA!

Oímos una y otra vez cómo algunos directivos a la hora de tomar decisiones estratégicas se lamentan amargamente por enfrentarse a un terrible enemigo que perturba la buena ejecución y la velocidad de implantación del plan diseñado: la resistencia al cambio de las personas que trabajan en la empresa. ¿De verdad existe eso de la “resistencia” al cambio?

 
 

Veamos un ejemplo cercano a todos: Cuando uno se cambia de casa sufre durante un período de tiempo una cierta sensación de incertidumbre, y aunque sea toda la propia familia en equipo la que ha decidido comprar una casa mejor, e incluso hipotecarse de por vida, se vivirán momentos de estrés y un buen caos en los días de la mudanza e instalación en el nuevo hogar. Lo mismo se podría aplicar cuando uno decide acometer una reforma importante en la vivienda: cambiar el salón, la cocina, un baño, mover un tabique, etc. Tensiones, caos y follón a mansalva.

Ahora bien, estrés, incertidumbre y miedos ante el caos que supone todo cambio entra dentro de las reacciones y emociones absolutamente normales y naturales en el ser humano.

¿Siente uno resistencia al cambio en estas circunstancias? ¡De ninguna manera! El deseo y la ilusión por alcanzar ese “algo mejor” que motivó el cambio equilibra sobradamente la balanza y nos hace pasar a la acción y superar los sentimientos adversos. Entonces, ¿En que situaciones sobreviene la resistencia al cambio? Pues es muy sencillo, cuando tenemos la visión de que el cambio nos va a llevar a algo peor, ya sea por parecer absurdo, inoportuno, incomprendido o mal gestionado. ¡Por supuesto que en este caso hay resistencia a ESE cambio!

 

¿Alguien se resiste al cambio de lugar de vacaciones cuando elegimos probar un sitio mejor? La duda, la inquietud de si valdrá la pena y la incertidumbre estarán presentes, pero ¿resistencia? Ninguna, sólo ganas locas por ir de una vez y descubrir qué pasa. Incluso si al final sale mal sabremos sacar buenas conclusiones para el futuro.

 

Por tanto, cuando la alta dirección esgrime la resistencia al cambio de la gente como argumento para la lentitud y la falta de compromiso con la que se está ejecutando el nuevo proyecto, ¿No deberían mirarse al ombligo en vez de buscar excusas en los demás? En la pura lógica, si la estrategia que se ha diseñado es la correcta y el plan nos va a llevar a una empresa mejor, más fuerte y más competitiva, y así lo hemos comprendido todos ¿Quién iba ser tan cenutrio como para no sumarse a ese cambio? De acuerdo, con incertidumbre, miedos e incluso estrés, pero ¿resistirse? ¡Venga ya, resistirse nadie!

 

Lo que ocurre es que muchas veces ¡LO QUE NO HAY ES PROYECTO! y mucho menos un Plan coherente y creíble, o no hay el liderazgo y prestigio interno necesarios para tener fe en que estos dirigentes van a ser capaces de gestionar adecuadamente ese cambio en el que nos jugamos todos el futuro. A veces simplemente la causa es una pésima comunicación interna del plan, porque nadie se ha molestado en explicar a los empleados que tienen que llevarlo a cabo qué se pretende, qué riesgos se asumen o los resultados a los que se aspira. Este tremendo desacierto de comunicación empieza en muchas ocasiones con la crítica en público del proyecto de todos los mandos intermedios, que no han entendido nada de nada, porque posiblemente nadie les ha explicado nada de nada, o aún peor, algún directivo trató de “venderles una moto” y no ha colado.

 

Si le toca dirigir un cambio y tiene temor a la resistencia, pregúntese si verdaderamente es un buen plan, si es un cambio que claramente va a ayudar a alcanzar un mañana mejor para la mayoría en la empresa, y analice objetivamente las razones que avalan eso. Si le cuesta encontrarlas o se ve obligado a “decorar la cosa demasiado” es, simplemente, que no hay un buen plan. En este caso ¡el que debe estar abierto al cambio es usted!

Busque un proyecto verdaderamente bueno y verá como todos se aúnan para llevarlo a cabo. Tenga más fe en la gente. Si el proyecto es bueno todos arrimarán el hombro, con su justa dosis de estrés, de caos inicial, de miedo e incertidumbre, pero empujando ilusionados por ver el resultado de esa transformación tan interesante. Esto implica contrarrestar la negativa resistencia inicial con una energía enormemente superior que la anula sobradamente: la pasión. Y para eso hay que lograr que todos CREAN en el proyecto, porque lo comprenden, aunque aún no siempre lo compartan, y que igualmente CREAN en los que lo van a liderar. Claro que esto último hay que habérselo ganado mucho antes de emprender el cambio pretendido.

 

Por Paco Muro, presidente ejecutivo de Otto Walter

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© Otto Walter 2024 · Todos los derechos reservados

 
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